El principal criterio a la hora de endeudarse es poder devolver el principal y los intereses. Parece una obviedad, pero no siempre se analiza con el suficiente rigor y prudencia. El exceso de deuda es una las principales causas de fracaso y quiebra de una empresa/negocio.

La razón principal para pedir un préstamo es que no se tiene el suficiente dinero disponible para responder a unos pagos (de gastos y/o de inversiones). Los bancos y prestamistas en general, cuando analizan la operación valoran el riesgo. Cuando el riesgo es alto, no conceden crédito y si lo conceden piden garantías suficientes, e intereses altos. Esto hace más difícil devolverlo y si se ejecutan las garantías, llevan a pérdidas de patrimonio que pueden ser muy graves.

Volviendo al principal criterio, si se puede devolver el crédito, podemos añadir que se debe devolver sin excesivos problemas. Si hay problemas en la devolución, si no se cambia la situación, tarde o temprano se llegará a situación grave y posible quiebra. El análisis riguroso y prudente es fundamental y absolutamente necesario.

Con la “burbuja emprendedora”, motivada por el alto desempleo, se producen muy a menudo situaciones muy graves. Ocho de cada diez proyectos nuevos fracasan antes de los tres años. Es una cifra normal, emprender es muy difícil y más acertar a la primera. El problema es cuando esos fracasos conllevan ruinas personales. Hay que analizar los proyectos con rigor y prudencia.

Lo bueno que tienen los préstamos es que los intereses producen un escudo fiscal del % del impuesto sobre los beneficios de la empresa/negocio. Pero hay que tener beneficios, es importante…. Una política financiera correcta debe evaluar con rigor y prudencia la cantidad de deuda asumible. La parte de accionistas/inversores y la parte de préstamo/deuda, para el funcionamiento de la empresa/negocio.

Un comentario adicional sobre inversores, no prestamistas. Pueden ser más peligrosos que un préstamo, cuidado con lo que se firma. Como dice el aforismo: “El diablo está en los detalles”